Hemos visto muchas películas sobre la antigua Roma y, aún así, puede sernos difícil imaginar cómo sería la vida cotidiana de sus habitantes en esa época. Con toda certeza, esta duda se despeja rápidamente al visitar ciudades como Pompeya o Éfeso.
Éfeso, ubicada en la costa occidental de la actual Turquía, fue una influyente y próspera ciudad portuaria de la antigüedad. Hoy en día, sus ruinas son consideradas como uno de restos arqueológicos mejor conservados del Mediterráneo. Fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en julio de 2.015.
La ciudad fue fundada por colonos griegos y alcanzó su máximo apogeo bajo el Imperio Romano; así se convirtió en la capital de la provincia romana de Asia Menor y fue un epicentro comercial, religioso y cultural.
Sobre todo destacó por su influencia religiosa, ya que fue un importante centro de culto a la diosa Artemisa (diosa de la naturaleza, la caza y la fertilidad), albergando el Templo de Artemisa, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Lamentablemente, hoy en día solo quedan sus cimientos y una columna reconstruida que, como queda un tanto alejada, ni siquiera la pudimos ver. También jugó un papel crucial en los inicios del cristianismo; fue receptora de una de las epístolas paulinas (la Carta a los Efesios) y es mencionada en el libro del Apocalipsis como una de las siete iglesias de Asia.
Lamentablemente, la ciudad terminó siendo abandonada ya que su prosperidad dependía de su puerto. Los abundantes aluviones del río Cayster terminaron por obstruirlo y alejarlo de la costa, lo que, sumado a los numerosos saqueos y terremotos, provocaron su total abandono.
Cuando lleguéis a este lugar os quedaréis maravillados visitando la impresionante Biblioteca de Celso, una maravilla arquitectónica construida entre los años 117 y 135 de nuestra era; o el gran teatro, con capacidad para 25.000 espectadores; o la Avenida de los Curetes (la calle principal), flanqueada por columnas, estatuas, ruinas de tiendas y viviendas y, sobre todo, por el Templo de Adriano y la Fuente de Trajano… Es un auténtico placer poder caminar por sus calles de mármol pulido, nos traslada a la antigua Roma y, todo aquello que habíamos visto en tantas y tantas películas, de repente se hace realidad…
Datos de las tomas:
Cámara: Sony A7 II
Objetivo: Sony Zeiss 24-70 mm. f/4
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| 29 mm. – f/8 – 1/400 seg. – ISO 100 - Recorte en formato 1/2 (Vía Arcadia) |
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| 27 mm. – f/8 – 1/250 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/8 – 1/500 seg. – ISO 100 (Biblioteca de Celso) |
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| 24 mm. – f/10 – 1/320 seg. – ISO 100 |
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| 56 mm. – f/10 – 1/320 seg. – ISO 100 |
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| 39 mm. – f/10 – 1/200 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/9 – 1/250 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/6.3 – 1/100 seg. – ISO 100 |
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| 51 mm. – f/8 – 1/500 seg. – ISO 100 (Calle Curetes) |
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| 24 mm. – f/9 – 1/320 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/8 – 1/160 seg. – ISO 100 (Fuente de Trajano) |
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| 24 mm. – f/11 – 1/125 seg. – ISO 100 |
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| 59 mm. – f/4 – 1/500 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/8 – 1/500 seg. – ISO 100 |
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| 70 mm. – f/8 – 1/500 seg. – ISO 100 |
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| 31 mm. – f/8 – 1/500 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/9 – 1/400 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/8 – 1/400 seg. – ISO 100 (Templo de Adriano) |
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| 24 mm. – f/10 – 1/320 seg. – ISO 100 |
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| 24 mm. – f/10 – 1/250 seg. – ISO 100 |
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| 35 mm. – f/11 – 1/160 seg. – ISO 100 (Gran Teatro de Éfeso) |
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| 24 mm. – f/6.3 – 1/160 seg. – ISO 100 |
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