martes, 15 de noviembre de 2016

Ver, ver, mirar...

Datos de la toma:
Cámara: Sony DSLR A700
Objetivo: Sony DT 16-105 mm., f/3.5-5.6
Focal: 16 mm. (24 mm. eq. en FF)
Diafragma: f/9
Velocidad: 1/125 seg.
Velocidad ISO: 100

Cada vez estoy más convencido de que la forma correcta de practicar este arte (o afición, o pasión, o… llámalo como quieras) es de una forma lenta, consciente y pausada. Viéndolo todo, pero mirando lo que vemos. Sólo de esa forma podemos ser conscientes de aquello que tenemos delante.

Caminando por el Cerro de Santa Catalina, en Gijón (Asturias), cuando nos dirigíamos hacia el “Elogio del Horizonte” me di cuenta del reflejo que se producía en un pequeño charco que había en el camino. ¡Aquí hay foto! pensé y busqué el ángulo adecuado para encuadrar. Mi cámara no dispone de visión directa, cosa que no me importa, ni siquiera lo echo de menos y, además, me lo paso mejor con esa “deficiencia” ya que me veo obligado a imaginar la composición.

Tenía el motivo principal, había ajustado la exposición, había enfocado manualmente utilizando la hiperfocal, había hecho alguna foto de prueba buscando la composición adecuada, pero me faltaba algo para “compensar” la toma. Una pequeña espera y ese “algo” no tardó en aparecer: Una mujer caminaba hacia donde yo me encontraba. Ella compartiría protagonismo y nivelaría los “pesos”. Con todos los parámetros seleccionados, ajusté el zoom en 16 mm. (sabía que tocaría recortar), bajé la cámara hasta el charco e hice la foto.

El resto (ya en la edición) fue fácil:

Nivelé el horizonte y recorté para recomponer la toma. Como una parte importante de la fotografía es el reflejo que produce, decidí centrar el horizonte. En reflejos suele funcionar mejor este tipo de soluciones.


Intenté que tanto la persona como el monumento se acercaran a los tercios del encuadre (esto era un elemento que no podía controlar muy bien en el momento de la exposición). De esa forma, como ya he comentado, intentaría compensar los “pesos” de la toma.


Además, el contorno del charco nos guía la vista hacia la persona que, pese a su menor tamaño, gana protagonismo con esa circunstancia.


Para finalizar, ajusté curvas por zonas (cielo y tierra), controlando no perder información tanto en altas luces como en sombras.

Puede que con un recorte más drástico hubiera “ganado” en la composición final de la foto, pero no me permito hacer recortes de más de un 10 a un 15 % del tamaño total. Pienso que eso me obligará a esforzarme más en las próximas ocasiones.

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