Medito muy bien el proceso de un montaje fotográfico. Pienso en la o las localizaciones idóneas, en todas las tomas que necesito, en la óptica adecuada, en la posición de la persona o personas que van a intervenir... En muchas ocasiones, hasta hago un boceto de la toma que trato de realizar.
De cada instantánea que necesito para realizar el trabajo, tomo varias capturas y, una vez frente al ordenador, selecciono la que mejor se adapte a la idea que llevo en mente.
Normalmente, los descartes (las fotografías que no me sirven) van directamente a la papelera de reciclaje, pero en estos últimos trabajos ("Amanece, que no es poco" y "Dulces sueños" de mi Reto 52) he conservado unos pocos de estos descartes que, en este caso, me han llamado la atención.
Datos de las tomas:
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