Hacía ya algún tiempo que no salíamos de excursión. En estas fechas invernales ya se sabe: que si hace frío, que si llueve, que si nieva, que si… ¡Vaya!, que se está mejor en casa calentito…
El pasado 19 de febrero, como prometía hacer buen tiempo, cogimos los bártulos y nos dispusimos a realizar una excursión por el Roncal. Salimos con dirección a Liédena (Navarra), y desde ahí tomamos la A-21 en dirección a Huesca. El día era perfecto: buen tiempo y una luz dorada, típica de las mañanas invernales con cielos despejados. Casi al llegar a la cola del Embalse de Yesa nos sorprendieron unas bonitas vistas. No me pude resistir, busqué un lugar para parar y poder disfrutar así de ese momento.
Tras sobrepasar el mencionado embalse tomamos a NA-137 ya con dirección al Roncal. Tras un paseo tranquilo por ese precioso pueblo navarro, buscamos sitio para comer. Lo hicimos en el Bar-Restaurante Errota. Buena comida casera a buen precio, que más se puede pedir… Un lugar totalmente recomendable.
Una vez “llenada la barriga” toca nuevamente paseos tranquilos por el pueblo. No hay más remedio, hay que bajar la tripa (y la dosis de vino de la tierra ingerido) antes de volver a coger el coche. El día seguía siendo perfecto aunque ya empezaban a aparecer algunas nubes.
Siguiendo por la NA-137 llegamos hasta Isaba para, más tarde, coger la NA-140 que nos llevaría hasta Ochagavía, dos poblaciones preciosas, de obligada parada. A estas alturas, el cielo ya se había cubierto de nubes y en algunas ocasiones dejaba claroscuros, aportando al paisaje un atractivo especial para la fotografía.