No sabía cómo empezar esta entrada, casi pensé que no podría hacerlo… Noruega es tan difícil de describir que, por lo menos yo, no la podría comparar con ningún otro lugar que haya visitado. No obstante, intentaré explicaros lo que vimos y vivimos por si queréis (cosa altamente recomendable) visitar este país o si simplemente “os pica” la curiosidad.
Situación y clima:
Noruega es el país habitado más al norte de la tierra. Este hecho podría hacer pensar que no es posible vivir allí (la punta sur de Groenlandia se encuentra en la misma latitud que Oslo). Es más, el polo norte magnético se encuentra situado más al sur que Svalbard. La causante de que su clima se pueda comparar al resto de países de la Europa occidental es la corriente del Golfo de Méjico, que transporta agua templada a lo largo de toda la costa noruega. Esto origina paisajes con una extrema vegetación pero que a partir de alturas de 800 a 1000 metros dan paso a la tundra.
Las lluvias en Noruega son muy abundantes. En Bergen, por ejemplo, que es conocida como la ciudad de la lluvia, ha llegado a acumular más de 2.250 litros por metro cuadrado al año. Siendo en el resto del país de unos 900 litros. Los que queráis viajar a este país, primero: os vais a mojar sí o sí… algún día de vuestra estancia os lloverá… y segundo y más importante: veréis naturaleza, mucha naturaleza, y naturaleza en estado puro…
Sus fiordos:
Durante la última glaciación, la gran acumulación de nieve hizo aumentar la presión sobre los cristales de hielo haciendo que éstos tuvieran una deformación plástica. Esto, unido a la fuerza de la gravedad, hizo que se movieran lentamente, como si se tratase de un enorme flujo de tierra. Este hecho provocó el arrastre de las grandes rocas del suelo, provocando una gran erosión en el fondo. Con el calentamiento de las temperaturas, los glaciares se fueron deshelando y el mar fue entrando tierra adentro formando los fiordos. La acumulación de los arrastres de roca se fueron depositando en la desembocadura de los fiordos, donde tienen menos profundidad, pero, por ejemplo, el fiordo de Sogn (conocido como el fiordo de los sueños), el más grande de Noruega y el segundo más grande del mundo, llega a alcanzar una profundidad de 1.308 metros.
Sus gentes:
En unos pocos días quizás no puedas tener unas referencias claras de cómo son los noruegos, pero por lo que hemos constatado son fríos (al menos en principio), correctos pero no necesariamente agradables, tranquilos, muy tranquilos (aunque haya una cola de 300 personas no se estresan). Se nota claramente que no viven del turismo…
Como nos comentaba nuestro guía al más puro estilo Rajoy: “los noruegos son eso: noruegos…”
Economía:
La moneda oficial es la corona noruega (NOK) y equivale a unos 9 euros. No aceptan el euro, pero se puede pagar en todos los sitios (y de hecho así lo hacen) con tarjeta de crédito. Pagan mediante este procedimiento hasta los artículos de “poco” valor, por ejemplo: es habitual que al comprar un paquete de chicles lo abonen con tarjeta. Por ello no es necesario llevar moneda del país o, si se lleva, una poca cantidad. De otra forma te arriesgas a tener que gastarla en artículos que nunca hubieras comprado…
Que no se me olvide comentar que Noruega es un país caro, muy caro, extremadamente caro… Por ejemplo: una cerveza cuesta 90 coronas (unos 10 €) o una comida “normalita” (un primero, un segundo, una copa de vino y postre) cuesta 630 coronas (unos 70 €). El ocio es caro incluso para los propios noruegos (es habitual verlos con mochilas donde llevan todo lo necesario para pasar el día, incluso su comida).
Por otro lado, y al contrario que sucede en otros lugares, no está mal visto, por ejemplo, entrar en un bar y pedir un vaso de agua o utilizar los servicios sin que se tenga que pedir una consumición.
Otros aspectos:
Noruega no forma parte de la unión europea por lo que para entrar en el país es necesario, o por lo menos aconsejable para evitarnos algún problema, el uso de pasaporte.
Veréis muy poca policía, y la que hay no va armada. No obstante es un país seguro y sus habitantes muy confiados. Fuimos testigos de cómo un par de parejas abandonaban durante un buen rato sus pertenencias en un restaurante sin que pasara nada… No obstante, nuestro guía siempre nos aconsejaba estar un poco “al loro”, por si “las moscas…”